viernes, 10 de septiembre de 2010

SeCreto


Guardo en una vela la esperanza que vino a mí un día...

su luz me da calor, y ahora mis lágrimas saben a fe,

a espera, a paciencia.


Se mantiene dentro de mí, grabada, la quietud de aquella noche

cuando aún niños de inocencia mirábamos,

guindados por la ventana, una Vida

con mucha esperanza

un venir esperanzador.


Las estrellas y sus mil reflejos

encantaban nuestras miradas juguetonas...

aquella noche!, la recuerdo porque aún te recuerdo a tí,

niño con un mañana, de mil sonrisas.


Nadie más lo supo,

más que nosotros dos...hermano

cuánto te extraño

desde aquella noche iluminada, única, hermosa

noche estrellada.


El mar espejo del cielo, nos cantó una bella melodía

suspirando soñábamos

más allá de cualquier frontera,

allá lejos donde nace el sol, soñábamos...


Deseando como se imagina,

gritándole al aire oraciones de esperanza,

poco a poco sollozando,

guindados por la ventana.


Sabiéndonos nuestros,

hermano de vida, de madre, de sangre,

hermanos con un mismo padre, de él, con él, para él.


Hermano, cuánto te extraño

desde aquel momento

cuando fuimos ñiños...

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