miércoles, 17 de septiembre de 2008

IniciO siN FiN-lI

Sigue pensando en ese nombre, ese hombre, que al rato de divagar en su mente se adhiere a los sentidos perdidos aquella noche de borrachera absurda que de buena no tuvo ni la mitad...solo un grave dolor de vientre y moral destruída.
Y se pregunta a quién llamar, a quién desahogarle su gran pena, quién tendrá una medicina secreta para calmar su corazón que no para de latir....Lamentablemente no hay teléfonos en su directorio, ni ojos que vean lo que poco a poco le arranca la esperanza que le queda, no hay, no hay, no hay.

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