jueves, 17 de marzo de 2011

Cortando zacate: cachetes rojos


Descubro mis pechos al viento, éste sin dudar, me acaricia...


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Como pan con jalea de guayaba, pinto con huevo y natilla

y cómo si de tener hambre habláramos, me como la piel a mordiscos

Me como las muecas de su cara, las risas mañaneras,

sus manos encantadas, los dientes torcidos, y en un ver para el icaco

me voy a dar la vuelta a la manzana, y hasta la hago en pastel.


Me como sus pupilas, las partituras de su melodía

y hasta los tatuajes adheridos a su cuerpo

me chupo los dedos y guardo las boronas, por si más tarde me da hambre,

y ya no esté ahi, en la tabla de picar.


Lo pico con cebolla y ajo,

y ni así le espanto los malos espiritus del pasado

es cerrado como un bombillo y ni los mosquitos le provocan picazón alguna

dice no llorar, dice no querer, dice no sentir

pero al mismo tiempo resuenan las campanas de su cuerpo al toparse con el mío...


No nos comprendemos,

no somos la media naranja ni tal para cual

contradice de arriba a abajo mi ideología

y cuestiona las cuestiones incuestionables

de la naturaleza de una mujer


Rompe el equilibrio con su presencia

pero al descubrir su desnudez me provoca mordisquiar sus costillas

recorrer las lineas infinitas de su carne

chupar el líquido de su aroma y saciar mi sed a punta de suspiros

resuenan mis tripas, !ya me lo quiero comer!


Quizá lo odie,

quizá deteste mi sarcasmo

nos fundimos en discusiones llevadas por el viento

y teorias herrumbradas por el agua de mar

nos derretimos bajo los soles de verano, ninguno da su brazo a torcer...

pero eso si, y en eso no cabe ni la menor duda, nos comeremos el alma a corazón abierto hasta desangrarnos de puro placer...


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